George Reginald Freeman es un activista de Sierra Leona que lleva toda una vida luchando por los derechos humanos de las personas Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transgénero e Intersexuales (LGBTI) de su país. Fundador de la organización contra la homofobia y transfobia Pride Equality, abandonó en 2013 Sierra Leona para refugiarse en España perseguido por su orientación sexual. George ha sufrido en su propia piel la intolerancia y el odio que la homofobia, violencia y acoso generan en su país, pero también es un luchador incansable que por encima de todo dedica su vida a defender que amar no es ningún delito. Esta es su historia.
¿Cómo es la vida de un joven homosexual en Sierra Leona?
Sexual y emocionalmente me atraen los hombres en vez de las mujeres. Algún día me gustaría casarme con un esposo que me quiera y estime. Quiero amar y ser amado por un hombre abiertamente. Sin embargo, a causa de mis sentimientos he sido arbitrariamente detenido y arrestado en numerosas ocasiones, viviendo en un estado de miedo constante hacia la policía y funcionarios de mi país.
A los 12 años mi deseo sexual y emocional hacia otros hombres me hacía sentirme en un mar de dudas. Tratando de buscar respuestas confié en mi tío, cuya reacción negativa por mi orientación sexual resultó ser toda una sorpresa para mí. Nada más decírselo, comenzó a agredirme e insultarme de tal forma que atrajo la atención de todo el vecindario. Recuerdo entonces como mi tío explicó a los allí congregados que yo era homosexual. También le recuerdo yendo a la policía y dejándome solo con aquella multitud.
Pasadas unas horas regresó con una agente de policía que me arrestó y llevó a la comisaría. Una vez allí, tras el mostrador, cuando pregunté cuál había sido mi crimen me dijeron que estaba contaminando mi comunidad con mi forma de vida, y que les estaba provocando. Acto seguido me llevaron a una celda repleta de heces y orina que despedía un hedor insoportable. Estuve allí preso durante tres días sin nada que comer y beber. Ni tan siquiera se molestaron en tomar una declaración de los hechos. Una vez fui puesto en libertad, las cosas no hicieron más que empeorar. Mi tío me volvió a agredir físicamente al llegar a casa, y me advirtió que nunca jamás volviese a decir que era homosexual. Me amenazó con matarme si en algún momento tenía la más mínima sospecha.
Apesar de todo, decidiste fundar Pride Equality y luchar por los derechos de las personas LGBTI en tu país. ¿Qué supone ser un activista en Sierra Leona?
La asociación que fundé para ayudar a las personas LGBTI ha sido asaltada por continuas redadas policiales. He sido arrestado, encarcelado, torturado y tratado como un criminal en un contexto caracterizado por el acoso y homofobia. Además, se trata de detenciones arbitrarias que nunca son registradas por la policía cuando se detiene a personas por su orientación sexual e identidad de género. Esta situación lleva a muchos a chantajear y extorsionar a las personas LGBTI que tienen miedo a ser descubiertas, forzándonos a darles dinero o cualquier objeto de valor que tengamos. Los chantajistas y extorsionadores cuentan con el apoyo de la policía, pero cuando reportamos robos y agresiones violentas, nuestras denuncias se convierten en casos con un perfil bajo.
Como a otras muchas personas LGBTI que hacen pública su identidad, mi familia me ha repudiado y expulsado de mi hogar. He sido públicamente humillado y ridiculizado por multitud de personas que querían provocarme. Me he sentido muy avergonzado, inseguro y deprimido en un país que día a día me ha tratado como a un enfermo.
Han abusado de mí y he sido abandonado y menospreciado por mi propia sociedad. Viviendo como un joven de la calle, las cosas eran realmente difíciles para mí. No existen refugios durante el periodo de lluvia y puedes considerarte afortunado si consigues un plato de comida al día. Luchando por sobrevivir, fui forzado por el hambre a realizar las tareas más ingratas como recolectar la basura de las alcantarillas.
A pesar de todo, en 2007 puse en marcha la organización Pride Equality. Después de todo el trato inhumano y degradante que había recibido, estaba lanzado a ayudar a otras personas LGBTI, personas como yo, luchando por nuestro acceso a los cuidados sanitarios y trabajando por minimizar la homofobia y transfobia en Sierra Leona. Pride Equality es una organización que trabaja defendiendo los derechos humanos y el acceso a los derechos sexuales y reproductivos de las personas LGBTI en Sierra Leona. Combatimos todas las formas de discriminación, con especial atención a las personas LGBTI.
Sin embargo, desde que fundaste esta organización las cosas se pusieron muy feas…
En octubre de 2012 fui atacado sobre las 11 de la noche volviendo del Cibercafé Janaf en Freetown. Un grupo de individuos desconocidos comenzaron a agredirme verbalmente profiriendo gritos como homo, nor fala u kompin man batty boy! [Deberías dejar de tener sexo anal con otros hombres] para después perseguirme. Fue entonces cuando fui gravemente herido por el impacto de una piedra e ingresé en el Hospital Connaught de Freetown.
En mayo de 2013 Exclusive Newspaper, un periódico local de Sierra Leona, publicó sin mi permiso en su portada mi historia, incluyendo una fotografía mía. En el artículo podía leerse un relato que envié a la página web de la Fundación Staying Alive de la Music Television (MTV) y que llevaba por título “I Was Born Gay” [Nací gay]. La publicación de Exclusive Newspaper tuvo un gran impacto mediático en mi país. Comencé a recibir amenazas muy serias, mensajes muy violentos en mi teléfono móvil y a ser retenido por desconocidos en la calle. Recuerdo que una de las cosas que me decían en aquél entonces era que los homosexuales deberían de ser asesinados, y que no tienen cabida en Sierra Leona.
El 22 de Mayo de 2013, el dueño del tabloide y el equipo editorial de Exclusive Newspaper me dijeron que no era necesario obtener el permiso de nadie para publicar noticias sobre su asquerosa forma de vida. Debido a la inseguridad personal y peligro que corríamos todos los miembros de Pride Equality, denunciamos los hechos ante el Departamento de Investigaciones Criminales de Sierra Leona y nos recomendaron pasar la noche lejos de nuestros hogares. Siguiendo ese consejo, sobre las 23:30 de la noche me dirigía en coche a un hostal donde poder sentirme seguro cuando fui atacado por un grupo de hombres en moto que destrozaron la ventana de mi coche con una gran piedra.
Fue entonces cuando quedé herido de gravedad tras una brutal paliza. Estuve dos semanas ingresado en el hospital, y mi ordenador portátil y objetos de valor fueron sustraídos de mi vehículo. Cuando regresé con la policía al lugar en el que fui asaltado, podían leerse mensajes pintados que rezaban “esto es sólo el principio” o “sabemos quiénes sois y vamos a por vosotros, malditos homosexuales”.
¿En qué momento decidiste abandonar Sierra Leona?
A pesar de los esfuerzos realizados a la hora de denunciar los hechos, la policía ignoró aquella agresión tal y como hace habitualmente cuando se trata de personas LGBTI. Desde que soy un defensor de los derechos humanos de las personas LGBTI, he recibido numerosamente amenazas de muerte, agresiones verbales en la calle y he sido acosado tras recibir una multitud de mensajes de texto llenos de odio.
Mi vida comenzó a correr tal peligro que decidí pasar cada noche en un lugar diferente por temor a ser atacado. Me desplazaba de la forma más segura posible, pero muchos rastreaban mi rumbo, finalmente me encontraban y me agredían violentamente provocándome lesiones permanentes. Es más, aquellas personas que estaban tras nosotros nos enviaban mensajes diciendo que sabían dónde íbamos a pasar la noche y que íbamos a hacer durante el día. Todo esto lo único que hizo fue empeorar la situación y avivar nuestro miedo. Todos estos hechos fueron denunciados ante la policía y la Comisión de Derechos Humanos de Sierra Leona, pero nunca se tomó ninguna medida. De hecho, la policía se confabuló con nuestros agresores y simplemente nos ignoró.
Cuando la cadena de noticias británica BBC contactó con el inspector general de policía de Sierra Leona Mr. Francis Munu preguntándole por nuestra situación, declaró que “debemos de tener mucho cuidado cuando hablamos de asuntos relacionados con gais o lesbianas porque son un fenómeno muy extraño en nuestra sociedad, y no les ofrecemos protección ya que no están reconocidos por las leyes de Sierra Leona”.
Considerando los continuados y espantosos ataques homófobos y amenazas de muerte que muchos de nosotros veníamos sufriendo y la desprotección por parte del gobierno de Sierra Leona, no tuvimos más remedio que huir del país hacia Ghana con el apoyo de Fundación Triángulo en Madrid. En Ghana nuestra vida tampoco mejoró mucho, ya que pasamos la noche en innumerables lugares y pasamos hambre. Pero entonces con la ayuda de Marina Sáenz, Alfredo Pazmiño y todos los miembros de Fundación Triángulo además del programa de derechos humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores, conseguimos un visado para trasladarnos a España.
¿Cómo fue el proceso de solicitud de asilo?
El proceso de asilo en España fue muy tedioso ya que tuve que pasar por numerosas entrevistas y presentar una gran cantidad de pruebas para demostrar que era merecedor de dicho estatus, el cual conseguí al de 6 meses. Mi experiencia en el centro de refugiados de Las Palmas me conmocionó mucho. Al alimentarme con comida diferente a la que estaba acostumbrado, recuerdo vomitar en numerosas ocasiones. Además, mi estado psicológico y anímico era tal que no podía conciliar el sueño o me asaltaban las pesadillas pensando en mi futuro. Finalmente, después de 6 meses en el centro pude salir dispuesto a comenzar una nueva vida en Barcelona.
¿Cuáles han sido las mayores dificultades que has encontrado en España?
En España he sufrido mucha discriminación y xenofobia. Por ejemplo, en el metro y estaciones de tren la gente me trata como si fuera asqueroso, y cuando he preguntado por alguna dirección me han contestado abiertamente de una forma ofensiva, sintiéndose inseguros y mirándome como si fuese un ladrón o un traficante de drogas.
Sin embargo, el punto más importante son las dificultades existentes para conseguir un puesto de trabajo en España. En la mayoría de entrevistas a las que he asistido me han preguntado una y otra vez “qué es el estatus de asilo” para decirme después que ellos no tienen trabajo para refugiados. Sé que las personas no pretenden nada malo, pero lo cierto es que desconocen completamente que implica ser un refugiado en España.
Tampoco he podido continuar con mis estudios por la barrera lingüística entre otras cosas. Además, cuando el Gobierno español me concedió este estatus no me proporcionó ninguna ayuda social o de acceso a la vivienda. He tenido que luchar por sobrevivir en España en una situación que no es la mejor para mí.
Desde que llegaste a España, ¿cómo es tu día a día?
Como activista LGBTI registré mi organización en Barcelona para defender los derechos de los solicitantes de asilo y refugio LGBTI en España. Además, paso la mayoría del tiempo buscando trabajo y ayudando a otros demandantes de asilo LGBTI e inmigrantes de África que viven en España, Francia y Bélgica con sus declaraciones y con el procedimiento judicial para que puedan conseguir un estatus legal. Hasta ahora, hemos ganado todos los casos que hemos defendido en estos últimos dos años. También trabajo con otras organizaciones para intentar mejorar la situación de los demandantes de asilo y refugio LGBTI en España.
¿Cómo crees que podría mejorarse la vida de los refugiados en España?
En primer lugar y ante todo, creo que el Gobierno debería reducir el tiempo que dedica a cada caso y tener un procedimiento estándar, ya que la gran mayoría de los demandantes de asilo se encuentran muy frustrados por los largos periodos de espera sin justificación alguna. También creo que sería muy valioso definir cuáles son los derechos y obligaciones de los demandantes de asilo y refugiados en este país. Por otra parte, los trabajadores sociales necesitan ser más pacientes y tratar a los demandantes de asilo y refugiados con más respeto. En la mayoría de las ocasiones los trabajadores sociales no son capaces de entender nuestra situación personal.
El acceso a la vivienda y educación también es clave para nosotros, así como la creación de puestos de trabajo para demandantes de asilo y refugiados con un permiso de trabajo. Queremos trabajar y pagar nuestros impuestos.
España está ayudando a las personas LGBTI refugiadas, pero todavía se puede hacer mucho más. Como no se trata de un asunto prioritario para el Gobierno español, los refugiados en general encuentran grandes dificultades para sobrevivir en España al no disponer de servicios de acceso a la vivienda o apoyo social. No existen trabajos para los demandantes de asilo y refugiados, ningún sitio donde alojarse o un acceso a la educación que aumente nuestra capacidad para conseguir un empleo. La mayoría de los refugiados viven en la calle y conseguir una comida diaria es para muchos algo muy difícil.
¿Cómo ves el futuro de Sierra Leona en relación con los derechos humanos de las personas LGBTI?
Hay que trabajar mucho para que en Sierra Leona se produzca un cambio. Es muy importante centrarse en la educación para cambiar la forma de pensar de muchas mentes cerradas. El futuro de los derechos humanos de las personas LGBTI tiene todavía un largo camino por recorrer en Sierra Leona y queda mucho trabajo por hacer. Cambiar la mentalidad de muchos es el primer paso, así como involucrar a los líderes políticos en la descriminalización de la homosexualidad.
Entrevista realizada por Aimar Rubio Llona
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