El diagnóstico ofrece un retrato de las realidades que viven las personas lesbianas, gais,transexuales, bisexuales, intersexuales y demás sexualidades no normativas que residen en Gipuzkoa. Poniendo la sexualidad en el centro, además, se han tenido en cuenta otras dimensiones que estructuralmente pueden ser motivo de discriminación: la edad, la situación administrativa (regular, en trámite, irregular), la referencia cultural, la situación de diversidad funcional, los recursos socio-económicos, etcétera.
El estudio revela que es en los espacios con menor regulación donde las personas LGTBI+ más discriminaciones directas manifiestan, es decir, en los espacios públicos, de ocio, cultura y deporte, así como en las redes sociales y en el marco de la familia y las amistades. Respecto a los espacios públicos, muchas de las discriminaciones sufridas corresponden a agresiones de rechazo –miradas, dificultades de acceso, etc.– y verbales –insultos, comentarios–, situaciones que se elevan en poblaciones inferiores a 11.000 habitantes, algo que justifica que en ocasiones residentes LGTBI+ abandonen su municipio natal buscando el anonimato y el desarrollo libre y más pleno de su sexualidad.
En el caso de los espacios con mayor regulación -educación, sanidad, administración y justicia- las discriminaciones indirectas son las más advertidas, es decir, la omisión de las necesidades de la comunidad LGTBI+ por parte de las instituciones.
Algunos perfiles trans, más aún si son de origen extranjero, han manifestado tener serias dificultades de acceso al mercado laboral, teniendo que acudir a trabajos precarios y estigmatizados para su supervivencia. Asimismo, las mujeres y personas no binarias han denunciado con frecuencia serias agresiones machistas en espacios de fiesta, donde interseccionan ser lesbiana y mujer por ejemplo.
En consecuencia, las personas LGTBI+ guipuzcoanas declaran no sentirse del todo seguras. Tampoco sienten que la diversidad afectivo-sexual y de género esté visibilizada en nuestra sociedad. Todavía existe un gran número de personas en nuestro territorio que no pueden ser quienes quieren con total libertad y tranquilidad, así como desarrollarse sin miedo. Por todo ello, una de las principales demandas de las personas LGTBI+ es la de crear infraestructuras y marcos no excluyentes. Es decir, baños y vestuarios no binarios, una nueva Ley LGTBI+ Vasca, recursos para sensibilizar y visibilizar, compromiso e identificación de espacios seguros, etcétera. Finalmente, se concluye que los perfiles más vulnerables son aquellos en los que interseccionan múltiples características posibles de discriminación: solicitantes de asilo, mujeres trans extranjeras y jóvenes trans.

El diagnóstico evidencia la edad como factor íntimamente ligado a las identidades más transgresoras: no binaria, transgénero, agénero y un sinfín de opciones más allá de las dos hegemónicas (mujer, hombre) se sitúan, sobre todo, en las personas más jóvenes.

También el aumento de edad parece polarizar las orientaciones afectivo-sexuales, es decir, hay muchas más personas bisexuales jóvenes que adultas, en cambio, hay muchas más adultas lesbianas y gais que jóvenes. Esta iniciativa se enmarca dentro del Plan Foral de Convivencia en la Diversidad de la Dirección de Convivencia y Derechos Humanos de la Diputación, un plan de acción que busca promover la diversidad y la no discriminación para garantizar la igualdad de oportunidades de toda la ciudadanía. El estudio viene a responder a la necesidad de realizar un diagnóstico que nunca antes se había realizado en nuestro territorio.
Ion Gambra, director foral de Derechos Humanos y Cultura Democrática, ha afirmado en que “la no-discriminación debe ser la clave de la cohesión social y la convivencia en nuestro territorio” y “luchar contra ello exige como punto de partida la identificación de las situaciones reales de discriminación y vulneración que sufren estos ciudadanos y ciudadanas, para luego garantizar sus derechos”. Para el director “esto es imprescindible para diseñar e implantar políticas ajustadas y efectivas para los colectivos vulnerables y traducirlas en acciones concretas, algo en lo que queremos seguir trabajando junto con Gehitu y la sociedad civil”, ha apuntado.

El estudio, que ha contado con una perspectiva feminista e interseccional, se ha basado en una muestra de 275 personas que respondieron a un cuestionario electrónico, 26 entrevistas a profesionales de diferentes instituciones de Euskadi, así como informantes clave, y tres grupos de discusión con el fin de ahondar aún más en cada ámbito y perfil.

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