Gay, Gitano, Rumano, tres palabras que de alguna forma han determinado distintos caminos recorridos, etiquetas que han marcado y a la vez fortalecido la identidad cultural.
El primer conflicto a superar ha sido la condición sexual, que durante muchos años había ignorado por completo, llegando incluso a creer la idea “enfermedad” que inculcaba la cultura dominante del país de origen. Muchos años, encerrado conmigo mismo, jugando constantemente el papel impuesto por la sociedad rumana. El camino de la aceptación ha sido largo, duro, pero finalmente había decidido dejar el país, la carrera universitaria, todos los demás sueños y todo para conseguir ser yo mismo, un sueño en definitiva.
Una sensación de gran libertad había experimentado al salir del país con destino a Portugal, donde había trabajado en el campo, pero feliz por haber conseguido lograr una cierta aceptación ya que todavía me costaba mucho hablar del tema. Finalmente en España, es donde consigo, aceptarme plenamente. Al principio iba contándoselo a todo el mundo por la represión de tantos años, pero poco a poco he ido consolidado esta identidad sin tener la necesidad de hablar sobre ello con la gente, era ya algo normal sin importancia alguna. Por ello por responsabilidad, tod@s debemos apoyar a los adolescentes que AHORA mismo sufren en silencio.
Segundo conflicto, la aceptación de la identidad cultural que toda la vida había ignorado. En la acogida de niñ@s tutelados por el Estado, donde había crecido hasta los 18 años se nos ocultaba nuestra origen cultural, la respuesta que siempre nos daban cuando preguntábamos por nuestros padres era: “vuestros padres son pobres, mejor que no sepáis nada de ell@s” pero mi intuición y ganas por descubrir quién era realmente me habían empujado a cometer a veces actos “ilegales”. Un día de invierno que recuerdo perfectamente, tenía 14 años, había accedido forzadamente en el despacho del director donde estaban guardados todos los expedientes e historias de los niñ@s de la acogida. Toda la noche leyendo historias la propia y la de mis compañeros…era por primera vez que leía la palabra “gitano”, que conocía la verdadera historia familiar, un día memorable que nunca olvidaré. Era la primera vez que tenía acceso a la única foto de niño pequeño, imagen que había arrancado y guardo hoy día. En la mayoría de los expedientes aparecía la palabra gitanos, hecho que me había convertido en un gran descubridor de las historias de los demás niñ@s, de la acogida.
Muchos años había guardado el secreto descubierto de que era gitano, pero cada día trataba de informarme más sobre la cultura gitana y su esencia. Preguntaba mucho a los adultos sobre los gitanos y las respuestas que siempre recibía eran negativas. Poco a poco he ido localizando a mi familia, pero tenía miedo acudir a la vivienda, era una zona marginal de la ciudad y los prejuicios que me habían inculcado me impedían entrar en aquel barrio gitano.
A nivel personal me había propuesto visitar a mis padres, una vez finalizada la carrera universitaria. Los prejuicios de la sociedad eran tan fuertes que finalmente había visitado a mi familia acompañado de mi mejor amigo de la acogida. La noche anterior no había sido capaz de dormir, pensaba, reflexionaba en cómo sería el momento, en las emociones del encuentro…preguntas que me había formulado durante muchos años.
El día en que acudimos, no hacían falta las palabras, mi padre me había reconocido sin haberme visto nunca en su vida, una conexión emocional muy fuerte que no hay palabras para describirlo. Acudía con alimentos, y regalos para mis posibles hermanos/as, y sí tenía 7 hermanos, con nombres de presidentes de estados como Kennedy, Lincon…había pasado 3 días con mi padre, charlando mucho sobre la identidad cultural, sobre los gitanos, sobre la vida…Mi padre, un líder del barrio, autodidacta se encargaba de gestionar una fábrica abandonada por el comunismo, donde todas las familias extraían metales, pero lo suficiente para comer y no enriquecerse nadie. En el barrio marginal gitano, vi un mundo distinto al que me habían inculcado, muchos valores sobre todo, la solidaridad era el pilar de base del barrio para que todo el mundo tenga lo necesario.
El encuentro con mi familia me ha servido mucho y desde entonces no he parado de interesarme, colaborar con organizaciones pro gitanas de la ciudad, aunque todavía me costaba reconocer que era gitano. En España es donde por primera vez había admitido que era gitano y lo había hecho en un momento determinado como necesidad para que los alumn@s gitanos de la escuela donde trabajaba, se animasen por los estudios. Realmente han sido los alumnos/as gitanos los que me han ayudado a superar esta crisis personal y aceptarme como un ser gitano.
Para aceptarnos, primero tenemos que empezar por nosotros mismos, ser honestos con nosotros mismos y en este proceso de aprendizaje poco a poco aprendemos a superar los conflictos y a la vez ayudar a los demás. Los años como docente en centros educativos, me han servido para fortalecer la identidad cultural para posteriormente convertirme en un activista para el Pueblo Gitano.
Ya dentro de la cultura, intento con objetividad, servir sin dejarme influido por las dogmas culturales, soy un ciudadano del mundo ante todo y responsable con mi propia gente, perseguida, engañada por siglos. No hay que quedarse en la afirmación “soy gitano” hay que actuar y trabajar duro sobre todo la igualdad entre todos los seres humanos, gitanos y no gitanos.
La aceptación ha sido el primer paso, el segundo la profundización en la cultura y tercero el actuar. Llevo actuando toda la vida, pero en el campo gitano unos 7 años y siempre había denunciado los maltratos, abusos tanto en la policía, juzgados, escuelas donde los niños/as gitanos segregados no gozan de los mismos derechos y oportunidades que los demás alumnos/as, así como dentro de las propias Organizaciones PRO gitanas que han encontrado en este espacio un sitio para enriquecerse unos pocos y sus familias, seguir con la persecución con los más débiles de la sociedad, l@s gitan@s.
Tercer conflicto, ha sido la aceptación de la identidad cultural rumana. El conflicto ha nacido en España, desconocía este conflicto que poco a poco me limitaba en reconocer mis raíces. Mis inicios en España, en busca de libertad y aceptación ha dado lugar a otros conflictos que me provocaban dolor, tristeza ya que el “edén prometido” no era lo que me había imaginado. El rechazo hacia los rumanos se manifiesta de muchas formas, desde la negación al trabajo, alquiler de vivienda a insultos y expresiones exageradas vertidas por desconocimiento hacia la cultura rumana.
Así había aprendido a desarrollar nuevas estrategias para parecer lo que no era, pero interiormente el conflicto seguía un día tras día, hasta que un día en el Pueblo de Aracena de Huelva, reconozco públicamente que era gitano rumano, desde la acción y por necesidad del momento ya que el ayuntamiento estaba en pleno proceso para desmantelar un campamento de gitanos rumanos. Un grupo de ciudadan@s del pueblo nos hemos revolucionado y hemos paralizado la persecución. Había atendido la televisión local, hablando un castellano improvisado, pero para nada ha servido ya que el alcalde socialista había censurado por completo la noticia.
Posteriormente en los juzgados y policía seguía con fuerza la lucha por el respeto de los derechos humanos de los detenidos rumanos de etnia gitana. así como en la escuela donde gestionaba proyectos de Mediación Escolar e Interculturalidad, para un mejor entendimiento y respeto entre las culturas.
En los juzgados mis largas charlas con los magistrados sobre la justicia universal y equitativa que no existe en nuestro país y en el universo, debates que muchas veces han dado frutos ya que a través de las preguntas podría “tocar la moralidad” de los que tenían en sus manos el destino de familias que trataban de sobrevivir. Es la sociedad la que crea las víctimas, es el sistema creado la que alimenta la maldad sin incidir en la prevención, educación de las personas.
Todo esto me ha regalado la vida amig@s… tan generosa la vida, cada día lo agradezco desde la acción y comprensión, trato de dar VOZ A LOS SIN VOZ, me fascina este trabajo, es duro pero muy gratificante. Los conflictos son necesarios para que crezcamos como personas y seres humanos que somos, los conflictos representan aprendizaje que nos ayudan a comprender la realidad y ser más generosos con los demás.
L@s gitan@s son gente del mundo, son personas muy ricas espiritualmente, tienen un olfato muy desarrollado por el arte, la música…una inteligencia emocional que sí sería tenida en cuenta salvaría el mundo actual, materialista, competitivo. L@s gitan@s comprenden la esencia de la vida, pasan muchas horas comunicándose, respetan a los mayores y aman la vida.
Gracias mundo, gracias gitanos, gracias rumanos…
Lagarder Danciu Educador, traductor jurado de juzgados y mediador, integrante de la La Plataforma Ciudadana por la Democracia y Transparencia (CDT), Web digital de denuncia social que surge a iniciativa de un grupo de jóvenes gitanos y no gitanos para visibilizar la situación injusta que sufre el Pueblo Gitano y los inmigrantes de España. plataformacdt@gmail.com www.plataformacdt.info @plataformaCDT |
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