De nuevo es 1 de diciembre. De nuevo están los focos puestos en el VIH. Un día más entre los 365 días que tiene un año y, sin embargo, un día singular. Un día en el que invitar a reflexionar al conjunto de la población sobre el camino que estamos siguiendo a la hora de atender una de nuestras necesidades más básicas: la salud. Porque hoy hablar de VIH es hablar de salud en su aspecto más amplio. Es hablar de nuestra vulnerabilidad para enfermar, es hablar de nuestra capacidad de protegernos y prevenir, es hablar de las muchas formas que tenemos para juzgar y discriminar a quien está enfermo, es reflexionar sobre nuestra responsabilidad individual y también sobre la responsabilidad de quienes nos gobiernan para dar respuesta a una cuestión global, la salud, para la que no existen fronteras. Hoy, 1 de diciembre, hablar de VIH es hablar de solidaridad, con los de aquí y también con los de allá. Es, en definitiva, la oportunidad de afianzar y mejorar las respuestas necesarias frente a todas las situaciones relacionadas con el VIH.

Nuestro país asumió frente a Naciones Unidas un compromiso para dar esta respuesta, el de llegar a CERO transmisiones y CERO discriminación por VIH. Para ello es necesario establecer una serie de estrategias que tengan que ver con la prevención, pero también con el tratamiento de la infección y, desde luego, con reducir todos esos factores sociales de riesgo que pueden incrementar la probabilidad de que una persona acabe contrayendo el VIH como pueden ser la violencia de género o la LGTBfobia. Pero llevar todas estas medidas adelante requiere de un plan, un plan por el que nuestro país no ha apostado con determinación. El actual gobierno redujo la inversión en sanidad, excluyó a las personas inmigrantes en situación irregular de la atención sanitaria no urgente y priorizó el ahorro a corto plazo por encima de la eficacia a la hora de tratar a las personas enfermas. El actual gobierno recortó la respuesta al VIH cercenando el Plan Nacional sobre el Sida, descapitalizándolo económica y humanamente, reduciendo así la posibilidad de acercarnos a ese Objetivo CERO con el que se comprometió.

Dos años después de que finalizase el anterior Plan de Respuesta al VIH seguimos sin un Plan Estratégico. Seguimos sin una política clara, sin campañas de prevención específicas, sin posibilidad de atender a las diferentes prioridades y a los nuevos retos que se derivan de los avances científicos y de la cronificación de la infección. Y frente a este panorama, y sin voluntad política, es imposible dar una respuesta eficaz al VIH, a la salud individual, a la salud colectiva, a la sociedad en la que convivimos y también al resto de países con los que estamos inevitablemente conectados.

Como colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales no podemos cerrar los ojos a una realidad que, a día de hoy, se muestra preocupante. Hombres que tienen sexo con hombres y mujeres transexuales siguen siendo los colectivos más vulnerables frente al VIH y, lamentablemente, esta es una tendencia que va en aumento. Es fundamental continuar el trabajo de prevención, igual que lo es promocionar un diagnóstico temprano de la infección que disminuya el hecho de que casi la mitad de las personas que contraen el VIH lo descubran demasiado tarde, lo que les resta calidad y esperanza de vida.

Hoy, 1 de diciembre, es un momento para hablar de vida. De una vida mejor en las que todas y cada uno de nosotros pueda desarrollarse libremente sin dificultades añadidas. Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales hemos conseguido, gracias a la legislación actual, una igualdad formal en el reconocimiento de nuestros derechos. Sin embargo seguimos chocando con actitudes de discriminación e intolerancia de algunas personas y de algunos sectores. Este choque es doble para quienes viven con VIH que en ocasiones experimentan la infección como un factor extra de discriminación en la sociedad y, lamentablemente, también dentro del propio colectivo LGTB. El rechazo dentro y fuera de la pareja, las agresiones o la dificultad en el acceso al empleo son algunas de las barreras que todavía hemos de derribar. Porque son barreras que encontramos fuera pero que se acaban instalando dentro, llegando a limitar a las personas que viven con VIH para relacionarse y llevar una vida satisfactoria y plena.

Hoy, 1 de diciembre, es un momento de visibilizar y de exigir. De exigir esa respuesta que siente las bases para que como individuos y como sociedad consigamos ese objetivo CERO en transmisiones y en discriminación. Por ese motivo reclamamos al gobierno de España, responsable de garantizar tanto la respuesta al VIH como el clima social para que esta pueda llevarse a cabo, lo siguiente:

1. La aplicación con carácter de urgencia de un Plan Estratégico de Respuesta al VIH, consensuado con la sociedad civil, que dé respuesta a las diferentes realidades relacionadas con el VIH: hombres que tienen sexo con hombres, jóvenes, mujeres, población inmigrante, consumidores de sustancias, coinfectados por hepatitis C, etc.

2. La recapitalización económica y humana del Plan Nacional sobre el Sida y de los planes autonómicos, de manera que vuelvan a liderar, de manera conjunta con la sociedad civil, la respuesta al VIH en nuestro país, estableciendo medidas eficaces que redunden en el beneficio de toda la población y ayuden a la consecución del Objetivo CERO.

3. Para que ese liderazgo compartido con la sociedad civil sea posible es necesario garantizar la sostenibilidad económica y la regularización administrativa de los diferentes actores: entidades sociales, recursos comunitarios, sociedades científicas, etc.

4. Reclamamos políticas que reduzcan el estigma y la discriminación por VIH en todos los ámbitos de la vida, por lo que exigimos la aprobación de un Pacto Social que recoja y ampare todas las realidades susceptibles de ser vulneradas, desde el ámbito laboral al sanitario y convivencial.

5. Y todo esto no será posible sin otras medidas que sean el fermento de una sociedad más justa y respetuosa, para lo que será necesaria una educación laica que aborde sin complejos cuestiones relacionadas con la salud, la sexualidad y la afectividad. Una educación en la diversidad que destierre la LGTBfobia de las aulas y eduque ciudadanas y ciudadanos libres de prejuicios.

6. Exigimos una sanidad Pública, Universal y Gratuita. Una sanidad que mire a las personas y no lo que cuesta tratarlas. Una sanidad con vista a medio y largo plazo que de verdad crea que invertir en sanidad es invertir en calidad de vida y en futuro.

Hoy, 1 de diciembre, Día Mundial contra el Sida, levantamos de nuevo nuestras voces para exigir una respuesta responsable y eficaz frente a las múltiples caras del VIH. Para denunciar la pasividad del gobierno de nuestro país en asumir este papel y para poner en evidencia la injusta y dolorosa discriminación que sufren quienes viven con el virus.