Mi cockring no me deja pensar. Pensando en positivo. Jose Estévez
Mi amigo Carlos tenía 21 años cuando empezó a salir con Víctor. Era la primera vez que se enamoraba. Follaban sin condón. Carlos nunca le preguntó a Víctor si era seropositivo. Creyó que de serlo, éste se lo habría dicho. La relación duró unos meses. Pasado el tiempo Carlos se volvió a enamorar. Su nuevo chico propuso que se hicieran un análisis de ITS cuando decidieron dejar de usar preservativo. Carlos descubrió que era seropositivo y la única persona con la que había tenido sexo sin protección era Víctor. Habló con él y entonces descubrió que nunca se había hecho la prueba del VIH. Resultó ser uno de los 50.000 seropositivos que se estima que hay en España sin estar diagnosticados y, por tanto, sin tratamiento.
A Carlos le encanta salir de fiesta (con todo lo que ello conlleva en el ambiente de una gran ciudad donde el viernes noche, en no pocas ocasiones, se confunde con el domingo por la mañana). Hace 2 años sufrió una hemorragia interna tras la Circuit y fue ingresado en un hospital. No dijo nada a nadie. Nos lo confesó el año pasado, tras llamarnos el domingo del Orgullo pidiendo ayuda. Tenía 40 grados de fiebre. Cuando llegamos a su casa, estaba en la cama. Había vómito en el suelo. Heces en la bañera. Temblaba y estaba muy asustado. Le llevamos inmediatamente a Urgencias. Sus defensas se fueron “de fiesta” cuando concluyó la que él se había pegado durante 3 días, y sus CD4 se difuminaron. Su cuerpo, muy débil, rompió.
En el hospital hablamos con él. No había querido contarnos nada antes porque la primera persona que supo que era seropositivo, una amiga de la infancia con la que compartía piso, reaccionó de una forma horrible al saberlo. Carlos no se lo dijo inmediatamente, necesitó tiempo para asimilarlo y sentirse fuerte. Ella, por la ignorancia que aún habita en una parte importante de la sociedad, le acusó de “ponerla en peligro” porque compartían el baño. Le dejó solo en el piso ese mismo día y no le ha vuelto a hablar. Carlos nos explicó que después de aquello sintió miedo de contárselo a otras personas. Cuando se fue enterando de que en el grupo de amigos, algunos eran positivos, y vio que todos hablábamos de ello con absoluta normalidad, fue desapareciendo su miedo al rechazo. Esa misma noche nos dijo también que estaba yendo a terapia. Al principio no dio mucha importancia al hecho de ser positivo porque pensó que medicándose, poco iba a cambiar en su vida. Pero tras el incidente de la Circuit, unas pruebas revelaron que tenía una hepatitis C. Tras varias experiencias que golpearon su salud, algo cambió en su cabeza y entró en una depresión de la que se está recuperando.
Hace un par de meses Carlos conoció a un chico y empezaron a salir. Era la primera relación que tenía después de todo lo ocurrido. Aunque no se habían planteado tener sexo sin protección, sentía la necesidad de compartirlo con él; pero por otro lado tenía miedo de cuál podía ser su reacción.
Cuando lo hizo, su chico le miró a los ojos, le dijo “te quiero”, lo abrazó y se lo comió a besos. Carlos los llama inmunoabrazos e inmunobesos porque según sus propias palabras, que siempre pronuncia con una sonrisa de felicidad, “harían que hasta Superman fuera inmune a la Kriptonita”. Nunca le hemos visto tan feliz.
Al hilo de esta historia (cuyos nombres he cambiado) me gustaría compartir con vosotros la experiencia de un amigo médico. Él se encuentra periódicamente con casos nuevos de infección en gente que se sorprende por tener el VIH a pesar de haber practicado sexo sin protección. Detrás de la mayoría de estos casos, por lo que sus pacientes le han contado, hay dos factores que nos traicionan más de lo que deseamos creer: el amor y la confianza.
Nunca queráis a nadie más de lo que os queréis a vosotros y no dejéis de protegeros por confiar en el corazón. El corazón y la polla son malos consejeros. Todos sabemos lo que cuesta hacer caso a la cabeza en determinadas circunstancias y con ciertas personas; pero pudiendo follar todo lo que queramos con protección, ¿para qué arriesgarse a joder la salud por echar un polvo sin condón?
Este mensaje va dirigido a todo el mundo con independencia de que seáis positivos o negativos, porque aunque conmemoremos cada primero de diciembre el Día mundial de la lucha contra el Sida, no debemos olvidar que hay otras ITS (entre las que se encuentra la hepatitis C) que pueden afectar muy gravemente a nuestra salud. El que bien se quiera y bien te quiera os protegerá a ambos, poniéndotelo y poniéndoselo.
Jose Estévez
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