Existen evidencias científicas que demuestran cómo hombres y mujeres afectados por el VIH responden de forma diferente ante la infección y su evolución, por lo que también precisan atención y cuidados igualmente diferenciados. Sin embargo, hasta 1993 las mujeres con VIH estaban excluidas de los ensayos clínicos de los fármacos en desarrollo para tratar la infección. Los datos de toxicidad, eficacia y seguridad se obtenían de los hombres entre los que se probaba el medicamento y eran extrapolados directamente a las mujeres. Aunque siguen estando infrarrepresentadas en estos estudios (entre un 10% y el 37% del total de pacientes), ha habido algunos avances como el diseño de algunas investigaciones reservadas a la población femenina. Una realidad paradójica cuando el 49% de las personas infectadas por el virus de inmunodeficiencia humana en el mundo son mujeres. Un total de 16,7 millones, según datos de la agencia de Naciones Unidas para el Sida (Onusida).
El Grupo de Estudios de Sida (Gesida) de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) y la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida, entidad ligada al Ministerio de Sanidad han consensuado un protocolo, el primero de este tipo en Europa, destinado al personal sanitario con objeto de “brindar a la mujer una atención adecuada que evite sesgos de género y tome en consideración sus aspectos biológicos, psicológicos y sociales específicos” respecto a la infección, en palabras de Juan Berenguer, presidente de Gesida.
La guía fija recomendaciones relacionadas, entre otros aspectos, con las mejores prácticas en el tratamiento con medicamentos antirretrovirales en mujeres con VIH ya que, se ha observado, que por sus características biológicas experimentan, por ejemplo, mayor riesgo de presentar dislipemia, acidosis láctica o alteraciones hepáticas. De igual modo, se ha constatado que el género influye en los perfiles de toxicidad de los fármacos al uso. Como ejemplo tenemos la administración de la nevirapina, un medicamento antirretroviral que se administra en el caso de fracaso de otros tratamientos. Un fármaco cuya toxicidad varía según el estado inmunológico de la persona que sea tratada, valorable según la cantidad total de células T4 y porcentaje en relación con las T8. Valores que los especialistas utilizan como referentes para aconsejar o no el empleo de ese antirretroviral pero que son distintos en el caso de mujeres y hombres.
La guía contempla cómo afrontar la infección o el desarrollo del sida en la adolescencia, el climaterio o el embarazo, incluyendo directrices para evitar la transmisión vertical y de reducción de potenciales daños al feto durante la gestación y el parto. También aborda aspectos ligados a características propias de la salud emocional y sexual de las mujeres, que presentan más episodios de ansiedad o depresión que los pacientes masculinos.
Entre sus recomendaciones, el documento subraya la importancia del apoyo psicológico para conseguir la aceptación del problema y destaca que existe una asociación significativa entre la revelación de la enfermedad y la disminución de la adherencia al tratamiento debido al impacto emocional.
Asimismo, contiene otras recomendaciones como el uso pautas terapéuticas “sencillas, eficaces y poco tóxicas” con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las adolescentes infectadas por el VIH o la necesidad de realizar la vacunación específica frente al virus del papiloma humano.
En relación con el embarazo, recomienda la realización universal del test de cribado en el tercer trimestre de embarazo. Asimismo, subraya que en las mujeres que llegan al parto sin conocer su estado serológico, se debe hacer un test rápido, ya que la cesárea electiva reduce la transmisión un 50%.
Sobre las mujeres con VIH que han llegado al climaterio, el documento de Gesida señala en primer lugar la importancia creciente de este colectivo, y destacan la de evaluar la edad de aparición de la menopausia, los síntomas asociados a la misma y otros problemas tales como el manejo de los factores de riesgo cardiovascular, los problemas emocionales y el envejecimiento prematuro.
El documento de consenso también dedica un capítulo específico a las neoplasias que aparecen en las mujeres con infección por el VIH, así los expertos ofrecen recomendaciones como realizar en el primer año, tras el diagnóstico de la infección por el VIH, dos citologías cervicales (una cada seis meses) y repetirla anualmente en el caso de que ambas sean normales o la administración de la vacuna frente al VPH, tanto la tetravalente como la bivalente para prevenir el desarrollo de carcinoma de cérvix, de ano y de vulva y vagina.
El documento incluye un apartado relacionado con la violencia contra las mujeres, donde especifica que la evaluación del riesgo de transmisión del VIH y la propuesta de tratamiento antirretroviral profiláctica debe plantearse como una actuación clínico-legal en las mujeres víctimas de una agresión sexual. De este modo, recomienda el tratamiento profiláctico post exposición a VIH, en los casos de violencia sexual, cuando el agresor tenga una infección por VIH conocida y la práctica o prácticas sexuales sean de riesgo. Si el riesgo de transmisión es bajo y se desconoce o no se puede determinar el estado serológico del agresor, los expertos recomiendan que la decisión de propuesta de tratamiento profiláctico antirretroviral sea consensuado entre el médico y la mujer que ha sufrido la agresión, valorando el riesgo y el beneficio. En el caso de que se recomiende el tratamiento profiláctico post exposición a VIH, señala que éste debe ser iniciado preferentemente en las primeras 6 horas posteriores a la agresión con un margen de hasta 72 horas.
Un excelente trabajo y un referente de obligada consulta para todo el personal sanitario:
Documento de consenso de la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida y Grupo de Estudio de Sida, sobre la Asistencia en el ámbito sanitario a las mujeres con infección por el VIH – Marzo de 2013 http://www.gesida-seimc.org/pcientifica/fuentes/DcyRc/gesidadcyrc2013-Documentoconsenso-asistenciaVIHMujeres.pdf
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