Las parejas serodiferentes no son tan diferentes…
…del resto de parejas. Comencemos precisando: una pareja serodiferente (antes se llamaban “serodicordantes”) es una pareja donde uno de sus miembros es VIH+ y, el otro, negativo. Como todas las demás, pueden funcionar mal… o bien. El experto en parejas, John Gottman señala que las parejas que funcionan bien comparten una serie de características que las distinguen de las que funcionan mal. Las parejas que funcionan bien, entre otras cosas, se influyen mutuamente, cultivan la admiración y saben distinguir entre problemas resolubles y no resolubles. Además, se dedican a resolver lo que se puede solucionar y tratan de que, lo que no se puede solucionar, no afecte demasiado a su relación1. En ese sentido y, como cualquier otra pareja que quiera funcionar a largo plazo, una pareja serodiferente debe saber qué hacer respecto del VIH. Debe saber que no es un problema o, en todo caso, tratarlo como un “problema” que precisa ser resuelto cuanto antes.

¿El VIH como obstáculo?
Si el VIH se convierte en un obstáculo en vuestra relación sólo puede deberse a dos factores: el miedo o los prejuicios. Que alguien tenga VIH no le convierte en un hombre con una personalidad diferente (a no ser que se encuentre aún en estado de shock debido al diagnóstico y eso es algo transitorio). Lo único que puede hacerte temer iniciar una relación con un VIH+ sería el miedo a infectarte y/o tus prejuicios. Por eso es tan importante analizarlos.

Cuando trabajamos sobre los miedos, hay una serie de preguntas que debemos hacernos, comenzando por si se trata de un miedo sobredimensionado. En el caso del VIH no podemos decir que sea exagerado tenerle miedo a una infección (¿a qué tanta campaña de prevención si no fuese algo serio?), pero sí que podemos contestar negativamente a la pregunta de si este temor responde a una amenaza real. Si tu novio y tú usáis condones a la hora de la penetración, no tiene sentido ninguno que te preocupes. Pero es que, si él mantiene su carga viral indetectable, la evidencia empírica nos dice que no se producirá transmisión entre vosotros de ninguna de las maneras2. Cuando las medidas de prevención se emplean sistemáticamente, el miedo a una infección deja de ser un miedo racional y pasa a convertirse en un miedo irracional… también llamado “fobia”. Y esto es importantísimo porque la nosofobia, el temor desmedido e irracional a infectarse de alguna enfermedad, es algo muy frecuente en hombres gais y se debe a la ansiedad propia del estrés postraumático causado por haber vivido bullying homofóbico. Dicho de otro modo: que el VIH de tu novio se convierta en un obstáculo insalvable para ti puede tener que ver más con las secuelas del maltrato que tú has sufrido que con la realidad de una posible transmisión. ¿Cómo te quedas?3

¿Y qué decir de los prejuicios? ¡Lo que se ha llegado a decir de los hombres VIH+! Lo más “bonito” que han oído es que son promiscuos y descuidados. Promiscuos porque (según ese prejuicio) las personas que se infectan, “lo hacen porque llevan una vida sexual desaforada”. Descuidados porque (según ese mismo prejuicio), “hace falta ser muy torpe para infectarse con toda la información que hay”. Los prejuicios son siempre simplificadores y, en estos casos, no tienen en cuenta factores que también vulnerabilizan ante el VIH: el estado emocional, la homofobia interiorizada o el exceso de confianza, además de la enorme carga viral comunitaria que tenemos los gais. A ello hay que añadir efectos como el de la habituación que hace que nuestros cerebros dejen de percibir el peligro como consecuencia del exceso de mensajes de alarma: a fuerza de que nos griten “¡cuidado!” cientos de veces llega un momento en que el cerebro deja de oír. Es un efecto que también se produce en otras áreas, como la de la prevención de los accidente de tráfico4 así que no debemos achacarla a una “torpeza” propia de nuestra comunidad. ¿Qué importancia tienen los prejuicios en las relaciones serodiferentes? Pues que los prejuicios son etiquetas sobre la persona que se usan para hacer inferencias sobre su comportamiento futuro. Un prejuicio determina las expectativas que tendrás acerca de una persona y, si esta etiqueta dice que ese hombre es supuestamente “promiscuo y descuidado”, ¿qué expectativas tendrás de él? Pues eso: que te pondrá los cuernos, que no será responsable de nada, que no te podrás fiar de lo que te diga… ¿y quién quiere una relación con alguien supuestamente así? Nadie ¿verdad? Con lo cual, comenzarás a sabotear vuestra relación en 3…2…

Ni tu miedo ni tus prejuicios tienen validez así que mejor libérate de ellos. Para poder mantener una relación con alguien tan maravilloso como este chico VIH+ que acabas de conocer, necesitarás vencer tus propios prejuicios y tus propias fobias cuanto antes. Un error muy común es pensar en el VIH cuando aparece en nuestra vida: ¡no!, el VIH está ahí y nos concierne a todos. El VIH, lamentablemente (porque es una pandemia que ha generado mucho sufrimiento), está a nuestro alrededor. Y hay que saber relacionarse con algo que está tan presente. Por el bien de tu corazón: abandona fobias y prejuicios.

¿Y si eres VIH+?
Algo muy curioso sucede también con muchos hombres que conviven con el VIH: tienen serofobia interiorizada. Y dicen cosas como “…sé que tú no confías en mí porque, como tengo VIH, se supone que soy muy puta… y yo… y yo no puedo soportar esta presión de tener que estarte demostrando que te soy fiel por completo… ¡no puedo más!”. Y, su novio, que nunca desconfió de él, se le queda mirado con la boca abierta y ojiplático perdido pensando “¿y esto?, ¿a qué coño viene este drama ahora?… uy, uy, creo que mi novio no está bien de lo suyo”. Sin darte cuenta te has creído los prejuicios… sólo que éstos juegan en tu contra y te tienen destrozada la autoestima. Y, al creer que los demás desconfían, te sientes obligado a dar un plus de confiabilidad. Y un plus de “decencia”. Y otro plus de responsabilidad. Bueno, y añádele el sentimiento de culpabilidad que es el causante de que te dé un miedo irracional a transmitirle el VIH. Porque lo tuyo, a lo mejor, ya no es que prefieras follar siempre con condón, es que podría llegar el caso de que te diera miedo meterle un buen beso con lengua y rebañarle la campanilla (por si acaso le transmites algo). Y claro, entre tanto plus y tanto remilgo, chato, al final esto no es vida y comienzas a sabotear (tú también) vuestra relación en 3…2…

El enemigo de vuestra relación…
…es convertir el VIH en un obstáculo insalvable que os impida expresar vuestro amor a través del deseo sexual y sentir confianza mutua. Las relaciones sexuales son parte inherente a las relaciones románticas y la confianza es imprescindible para poder sostener un proyecto a largo plazo. Si los prejuicios y las fobias se inmiscuyen en vuestra relación serodiferente, será muy poco probable que ésta sobreviva. De vosotros depende que tenga un final feliz. Suerte.

1 – Ej.: que tú seas creyente y yo no te acompañe a misa pero te espere fuera para tomarnos el vermut.
2 – Para una revisión extensa sobre este punto, ver el artículo “Indetectable = VIHintransmisible (y punto)”, en El Blog de Gabriel J. Martín.
3 – Amplía esta información en mi canal de Youtube, vídeo “Bienestar (emocional) y hombres gais”.
4 – La DGT la señalaba como una de las posibles causas del incremento de accidentes de tráfico en el verano de 2014.

Gabriel J. Martín
Psicólogo
Experto en gay affirmative psychology