Las mejoras en la atención sanitaria y en los tratamientos antirretrovirales han conseguido hacer de la infección por el VIH una enfermedad crónica, siendo los principales retos en la actualidad reducir el número de nuevas infecciones y el diagnóstico tardío, así como eliminar la discriminación que sufren las personas con VIH en numerosos ámbitos, como el laboral o el acceso a determinadas prestaciones y recursos.

Existen numerosas evidencias publicadas en nuestro país de la discriminación asociada al VIH (1-3). Las actitudes discriminatorias que muestran estos estudios, además de constituir una vulneración de derechos, tienen efectos en el pronóstico y tratamiento (adherencia, cancelación de citas médicas para ocultar el diagnóstico en el trabajo, etc.) Entre 2008 y 2013 se ha mostrado un claro incremento de las tasas de nuevos diagnósticos entre los HSH de entre 25 y 34 años (4). De acuerdo a la encuesta EMIS la prevalencia de VIH autodeclarada en España en menores de 25 años era de 4,4% (5). Las personas capaces de desarrollar estrategias de afrontamiento activas mantienen un mejor pronóstico. Tener un mayor apoyo social también se traduce en una mejora de la calidad de vida percibida (6,7) y en una mejor adherencia a tratamientos (8). Las intervenciones grupales y de apoyo entre iguales han mostrado su eficacia para el afrontamiento de la infección y el bienestar emocional (9).

Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en La Web 2.0 ha supuesto un paso más allá en la gestión del conocimiento al permitir que los pacientes contribuyan a la creación de contenidos relacionados con su problema de salud, creando comunidades y redes sociales de pacientes, cuidadoras/es y profesionales para darse apoyo mutuo e intercambiar experiencias y conocimientos (10).  la atención psicosocial a las personas con VIH.

VIH, mostraba que tener menor edad y tener un peor estado de salud estaban relacionados con un uso más frecuente de este tipo de espacios (11).

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