Transexualidad masculina, la gran desconocida. Ares Piñeiro
Cuando escuchamos hablar de transexualidad nos viene a la cabeza mujeres transexuales con la connotación de prostitución y/o el mundo del espectáculo. Poco o nada se sabe de la transexualidad masculina y apenas se visibiliza, aunque desde hace tiempo, los hombres transexuales empezamos a decir aquí estamos y existimos.
Tengo que hablar de transexualidad masculina en el cine o la televisión, pero creo que primero debo empezar explicando qué es la transexualidad masculina, y como los hombres transexuales vivimos nuestra realidad. Los hombres transexuales somos hombres que al nacer nos sexuan en base a lo que los genitales dictan o para que nos entendamos, si hay una vulva nos sexan como niñas, y asunto resuelto, a no ser que no quede claro si hay un clítoris grande o un micropene.
Entonces es cuando nuestros progenitores nos empiezan a educar, y tratar como niñas basándose en los genitales o en lo que el médico les ha dicho que han tenido. La cuestión llega cuando empezamos a tener autoconciencia, aprendes a hablar y sobre los 3 ó 4 años dices en casa soy un niño y no una niña.
Tenemos la mala costumbre de pensar intrínsicamente que las vulvas son exclusivamente de mujeres, y los penes exclusivamente de hombres, este es un pensamiento erróneo y es precisamente la transexualidad la que nos demuestra lo equivocados que estamos. La identidad sexual no es una cuestión de genitales. Para entenderlo mejor, recomiendo ver la película EL ULTIMO VERANO DE LA BOYITA.
Los hombres transexuales pasamos diferentes etapas en nuestras vidas, la infancia, adolescencia, pubertad y así hasta el final de nuestra vida. Ahora los que me estáis leyendo diréis “¡vaya este hombre ha descubierto América, nosotros también pasamos por esas etapas!”, pero claro, nuestras etapas son completamente diferentes a las etapas de un hombre no transexual.
Cuando eres pequeño y empiezas el colegio empiezan los primeros líos. Como eres un niño no quieres usar el baño de niñas, quieres ir al de niños como el resto de los niños, tampoco quieres vestir la típica faldita de uniforme de niña, ni la bata rosa de niñas. Quieres tu uniforme de niño y tu bata azul. Que si los niños hubiesen llevado una bata verde, entonces hubieras querido tu bata verde.
Llega el Olentzero y, en mi caso, no solo pedía un scalextric o un madelman, también pedía un pitilin (pene).Me levantaba corriendo a mirar el calzado y abrir los regalos que tanto había pedido y deseaba tener, pero me encontraba una muñeca que lloraba y hacia pipí, la Nancy y un sin fin de cosas que solo hacían que llorase amargamente y preguntase a mis aitas: ¿tan mal me he portado este año para que Olentzero no me traiga lo que he pedido? Un claro ejemplo de que la transexualidad en muchas ocasiones en casa no se entiende o no se acepta se puede ver en la película TOM BOY.
Ahora nos toca la pubertad, que es cuando se desarrollan los llamados caracteres sexuales secundarios, la etapa mas dura para los hombres transexuales. Mientras a tus amigos les va saliendo la barba, les cambia la voz y se les va desarrollando la musculatura, a nosotros, nos baja la regla, nos crecen las tetas, etc, lo cual hace que te afecte de una manera muy dura. Con todos estos líos vas llegando a la adolescencia, y te niegas a ti mismo el placer de disfrutar de ir a la playa, ya que no quieres que se te noten las tetas, procuras salir de casa lo menos posible, tienes miedo de que la chica o el chico que te gusta piense que no eres un chico; claro y ahora tu te estarás diciendo, “¿es posible que si es hombre transexual le gusten los chicos?, pues para eso ¡que se hubiese quedado como estaba y asunto resuelto!” Te estás equivocando. Te lo voy a explicar por partes para que lo entiendas. Una cosa es la identidad sexual, que es como tú te sientes, como te identificas, hombre o mujer, y otra cosa es la orientación del deseo, que es con quién te gusta montártelo. Somos hombres como cualquier otro hombre y, al igual que el resto de los hombres podemos tener la orientación del deseo que nos guste y nos ponga, por lo tanto podemos ser heterosexuales, homosexuales, bisexuales, etc. Esto que cabo de contar que vivimos los hombres transexuales, no es una situación exclusiva de la actualidad, sino que es algo que ha existido a lo largo de toda la historia de la humanidad.
Podemos encontrar documentación antigua sobre las vidas de hombres transexuales. Si por ejemplo nos remontamos al siglo XVI, encontraremos la historia de Antonio de Erauso, que luchó durante toda su vida para que se le reconociera como hombre y aún habiéndolo conseguido, todavía hay escritores que lo siguen llamando o recordándole de manera errónea, como Catalina de Erauso o la monja alférez. Sus escritos y memorias se pueden encontrar en el archivo histórico de Sevilla.
Antonio de Erauso, nació en 1.585, era un hombre transexual que siendo adolescente fue internado en un convento del cual huyó a los 15 años de edad. Se alistó en el ejército, donde el Rey Felipe IV le mantuvo su graduación militar a la vez que le permitía emplear su nombre masculino, En Roma fue recibido por el Papa Urbano VIII quien le autorizó a continuar vistiendo de hombre. Existen numerosos casos como el de Antonio de Erauso. Aunque una historia como la suya podría servir perfectamente para llevarla al cine, no se ha hecho, y las únicas películas sobre transexualidad masculina que existen están ambientadas en la actualidad.
BOYS DON´T CRY está basada en hechos reales, y es una de las mejores películas que existen sobre transexualidad masculina, con más de veinte premios internacionales. En ella se cuenta la historia real de Brandon Teena, un chico transexual, sobre como hallar el valor de ser fiel a si mismo, con un duro final en el que es violado y asesinado por su condición de transexualidad. Protagonizada por Hilary Swank quien recibió el Oscar a la mejor actriz por su impecable interpretación como Brandon Teena. Otra película destacable sobre esta temática es ROMEOS, que muestra la vida de un chico transexual cuya orientación del deseo es homosexual.
Si bien es cierto que las pocas veces que la industria cinematográfica ha tratado la transexualidad masculina lo ha hecho desde el respeto, por el contario la pequeña pantalla y diversos medios de comunicación acostumbran a hacerlo desde el punto de vista del morbo; véase por ejemplo el concurso Gran Hermano o los programas del corazón, donde la ignorancia, el afán de protagonismo y la lucha por la audiencia nubla las mentes. No solo confunden los conceptos de lo que es ser un hombre o una mujer transexual, sino que también se mofan y ridiculizan a las personas transexuales que acuden a dichos programas. Pero, lo peor de todo, es que esas mismas personas transexuales hacen absurdas competiciones para ver quién es más hombre o más mujer dependiendo del grado y la cantidad de operaciones a las que se han sometido; y todo ello de la mano de presentadores y directores que, en su mayoría, forman parte del colectivo LGTB.
Ares Piñeiro
Hombre transexual, sexólogo
y técnico de la asociación vasca para la defensa y la integración de las personas transexuales.
http://errespetuz.blogspot.com.es
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